LA CIENTIFICIDAD DE LAS HUMANIDADES
Dar el carácter de ciencia a las humanidades va a depender del mismo concepto que de ciencia se tenga. Para quienes asumen las ciencias con un conjunto de hechos positivos, es decir de carácter observables, verificables y demostrables como se dan en las ciencias de la naturaleza, podrían negarle el carácter de ciencia a las humanidades.

Desde su nacimiento las ciencias humanas o del espíritu, han tenido que pelear su estatus científico. Aunque ya desde Aristóteles el hombre ha sido objeto de estudio de sí mismo y la historia de las ciencias humanistas se remontan a la filosofía griega; sólo hasta el siglo XIX se puede hablar de aparición manifiesta de estas disciplinas, en " El momento en que se hizo evidente que la sociedad y el hombre con sus múltiples relaciones no eran algo dado... Esta crisis en que el pensamiento y la reflexión pugnaron por encontrar la estabilidad y de la que surge la ciencia histórica, política, sociológica, etc... "[1]. Es por su carácter practico en la necesidad del estudio del hombre como premisa para el estudio e interpretación del cosmos y su utilización de medios de comunicación, de lenguaje y en la construcción de herramientas, por lo que se constituyen las ciencias humanas.

Las teorías de los paradigmas científicos de Tomas Kunt y de la complejidad de Morín, entre otros, han revitalizado un relativismo en la ciencia, que tiene en jaque las teorías positivistas de la modernidad occidental, por ello el debate sobre la cientificidad de las humanidades es cuestión de postura frente a cada una de ellas. No se trata de un antipositivismo irreflexivo, sino de rechazar la razón como único fundamento de los asuntos humanos y de un único método para el conocimiento. Por ello Karl Popper con su racionalismo crítico o su criticismo racional, introduce una lógica de la investigación que abstrae a las ciencias sociales de requerir las formulas de las ciencias naturales.

En particular la filosofía como parte de las ciencias humanas, establece su campo de estudio en la universalidad de los conceptos, en la generalidad, en la reflexión sobre los más generales interrogantes del hombre; y emana de ella una serie de ramas que permiten estructurar una sistematicidad y una rigurosidad en la reflexión, así como un accionar en las actividades prácticas del hombre